miércoles, 3 de diciembre de 2008

Tiemblo al verte (13/09/2008)

Tiemblo al verte, tiemblo al escuchar tu voz, tu presencia me provoca nauseas y mareos, tu ausencia es la tranquilidad. Si me dijeras que todo ha sido un error, un simple quiebro del destino, te creería, correría a ti sin pensar en las consecuencias. Nada es para siempre, tengo que repetírmelo a cada instante, pero si mi amor por ti sigue vivo, ¿por qué no puede ser para siempre?
La vida sin ti se me antoja banal, llena de miedos e inseguridades, fuera de toda lógica y vacía de amor. Nunca imaginé que la vida podría quitarme lo que más quería (y quiero) pero la indiferencia no hace más que reafirmarme más en mi postura.
Hasta hace poco sentía que había vuelta atrás, pero tu seguridad, casi glacial, me demuestra por momentos que la decisión es firme. Me gustaría que fuera al contrario, que todo pudiera tener solución, que el paso adelante pueda deshacerse y dar un paso en otro sentido, pero nunca hacia atrás, porque sería volver a los fantasmas del pasado, y lo verdaderamente positivo sería amar sin razones, dándolo todo sin esperar nada a cambio, haciendo planes pero sin pensar en el futuro, dejándose llevar por la vida, mientras disfrutamos uno del otro, como yo he hecho hasta el momento.
Mirando hacia el horizonte, puedo ver un futuro incierto, gris por la neblina como una mañana de primavera, pero que se irá despejando a medida que el sol caliente. No querría ni pensar en la posibilidad de que fuera solo una pausa, pero lo pienso, aunque me haga más daño, y me aterra pensar que el orgullo y la soberbia puedan jugar malas pasadas, haciendo negar lo evidente y enfriando lo que se congela por momentos.
Si sólo albergara una esperanza de que la situación pudiera variar, correría a dar gracias a la vida por brindarme una segunda oportunidad, pero solo el tiempo podrá darme o quitarme la segunda parte de la película de amor más bonita de mi vida. Esa es la sensación verdadera que se aloja en mi corazón, que esta película tiene segunda parte, con los mismos actores pero con diferente guión, como si salieras de una sala de cine y te quedaras con ganas de más, como queriendo ver que es lo siguiente que pasará, pero con el mejor de los recuerdos en la memoria, sabiendo que has pasado los mejores momentos y que eso no habrá fuerza en el universo que lo cambie.
Todo esto no son más que pensamientos que se repiten en mi cabeza, situaciones que se recrean una y otra vez, como en un bucle. Sólo tú tienes las respuestas y las claves de esta encrucijada, yo soy mero actor que espera que le den las siguientes frases, no puedo hacer más de los que hago. Si existiera esto que digo, no dudes en volver, sabes que sigues teniendo la llave de mi corazón, y siempre estará abierto para ti.
Ahora, sólo me queda esperar, dejar que pase el tiempo e ir reparando los trozos de mi vida, pero que sepas que la actitud es positiva y no puedo estar enfadado contigo, pero tampoco puedo estar generoso en mis actuaciones, estoy destrozado. Espero que algún día vuelvas a encontrar el amor, y que encuentres eso que buscabas en mí, porque tú mereces alguien que te haga vibrar en cada instante, que te haga temblar cuando lo ves, como me sucede a mí contigo, y que lo encuentres para siempre. Porque me gustaría que fueras feliz para siempre y tuvieras una vida llena de buenos momentos y llenos de amor.
Gracias por los momentos que pasamos juntos, cada día fue como un regalo para mí.

Siempre tuyo, Rafa.

viernes, 7 de noviembre de 2008

El despertar de mi corazon

Cuando el amor se vuelve contra nosotros experimentamos una angustia desesperada que ahoga hasta el más profundo de los sentimientos, capaz de hacernos pensar que pertenecemos a las casta más desfavorecida de este mundo, sin pararnos a pensar que quizás nuestra vida ni está tan mal.
Pero ¿qué sucede cuando el corazón despierta de nuevo? ¿estaba dormido o simplemente no tenía ganas de hacerse notar? De nuevo podemos tener sentimientos, nuestro cuerpo se estremece pensando que todo lo que sentíamos hace sólo unos días, se va enterrando y afloran nuevas emociones que nos hacen recordarnos a nosotros mismos que estamos vivos, y que el final de una relación no significa nuestro propio final, sino el renacer de una nueva etapa, diferente, pero hasta más placentera.
Todos necesitamos un tiempo de adaptación a las nuevas circunstancias y tenemos que pasar por ello de forma individual, sin que nadie pueda hacer nada por acelerar o entorpecer la marcha natural de las cosas. Pero me surgen varias dudas ante esto ¿ cuál es el tiempo mínimo que necesitamos para volver a sentir vivo el corazón? ¿existe una cantidad fijada de lágrimas para cada uno de nosotros? Podría medirse de varias formas, por ejemplo, si tu relación duró 3 años, deberás llorar durante 4 semanas y luego estar triste por 4 semanas más. No, amigos,no hay un tiempo determinado para todo, cuando hablamos de sentimientos, el tiempo no existe, todos y cada uno de nosotros tenemos un reloj biológico que nos marca los pasos de nuestra propia vida.
Nunca sabré si algo estaba mal o bien si no lo hice, dicen que del cobarde nunca se ha escrito nada, por eso necesito comprobar que sigo vivo, que mi corazón no está tan mal herido como para no querer seguir latiendo, y cuando alguien aparece sin más, como un ángel anunciador, que nos trae la mayor de las buenas nuevas, para qué condenarlo, dejémosle pasar y que nos muestre que todavía podemos ser especial para alguien, que valemos más de lo que sentimos y por mucho que pase, nunca olvidaremos a la otra persona, pero la recordaremos como parte de nuestro pasado y no como una agonía constante que nos condenaba a vivir sumidos en su recuerdo.
Nunca había pensado en esta parte de mi nueva realidad, no me planteaba volver a sentir ilusión por algo, pero no hacía falta pensar en ello, cuando ha llegado me ha hecho darme cuenta. No puedo hablar de amor, porque es una palabra demasiado grande para esto, solo puedo decir que vuelvo a tener ilusión en alguien,me ha hecho darme cuenta de que si me dejaron, no fue por mi culpa, que yo todavía puedo despertar la ilusión en alguien y que me haga sentir especial. Quizás estoy siendo demasiado precipitado en todo esto, pero siempre he sido muy práctico en las emociones, soy más racional que visceral, si algo te hace daño, aléjate de ello. si no puedes para de pensar el alguien, busca otro que te haga olvidar. Son las premisas que hacen que podamos llegar a cruzar el río de la vida con éxito, sin la sensación de que perdimos demasiado tiempo estancados en algo que no daría más.
Pero ante todo: cordura. Me planteo la situación como si estuviera ante una extensión de terreno de dudosa consistencia, primero observo, luego tiento, un pie, otro pie, sin fuerza, luego con más resistencia, siempre sabiendo que se puede venir abajo en cualquier momento, y que tendría que volver a retomar el camino, pero sabiendo como es la primera caída, ya no tememos tanto a las que vendrán, el miedo aterrador siempre viene de los desconocido.
La pregunta esta vez tiene dudosa contestación ¿cuánto tiempo mínimo necesitamos para volver a ilusionarnos? ¿existe?

jueves, 30 de octubre de 2008

La felicidad como meta

Hoy me he propuesto ser FELIZ..... No es que me haya vuelto loco ni he entrado en una secta, sólo me he dado cuenta de que podemos llegar a esperar cosas que creemos que nos harán más felices pero intentando serlo con lo que ahora tengo. La felicidad no es otra cosa que un estado pasajero, como la mayoría de los estados de ánimo de nuestra existencia. El Dalai Lama, cuenta en su libro los siete pasos hacia el amor que hasta la ira es un estado transitorio de ánimo. Así, cuando estemos enfadados debemos pensar que esto es solo un momento, que la ira no nos dominará el resto de nuestra vida. Si sólo pensamos en ello, estaremos creando un bucle sin fin que solo nos hace sentir más rabia e ira por lo que en ese momento nos la crea, pero si creemos firmemente, y nos lo repetimos, que este estado pasará en un rato y que volveremos a estar como antes, ese estado puede transcurrir en menos tiempo y dominar menos nuestra mente. Me parece una buena táctica para llegar a la felicidad transitoria. Es decir, que si pensamos que debemos ser felices y disfrutar de lo que tenemos, aún pensando que cuando consigamos lo que queremos seremos aún más felices, podremos tener ese estado de forma momentánea pero en constante renovación, por lo que se crea un bucle positivo en permanente renovación que nos lleva sin más remedio a ser felices siempre.
Tenemos que estar felices de las situaciones personales que tengamos en este momento, de tener trabajo cuando otros no lo tienen, de vivir en un mundo civilizado cuando otros no pueden, de estar vivos cuando otros no lo están, de tener a alguien cuando otros no lo tienen, de tener algo cuando otros no pueden conseguirlo y hasta de ser quienes somos cuando algunos ni se dan cuenta de su propia existencia.
Cuando realizamos actos en pro de los demás, como ayudar a alguien que nos necesita sin esperar nada a cambio, estamos presenciando un posible estado de ánimos que puede denominarse felicidad. La filosofía tibetana cree en la reencarnación infinita, sin principio ni fin. Por eso piensan que la forma más fácil de ayudar a los otros es pensar que quizás en otra vida ellos nos ayudaron a nosotros, que incluso pueden haber sido nuestros padres e hijos en otra vida. Nos enseñan a amar a las personas de forma incondicional, por encima de etiquetas sociales, pensando solo en la figura de la persona y no en su fondo, aplicable también a animales, ya que la reencarnación no entiende de especies. Cuando hacemos mal a alguien o algo, pensemos que podremos estar haciéndoselo a alguien en otra vida nos pudo salvar la vida, o quizás fue nuestro hijo o padre o madre. No hagamos de este mundo un lugar de crueldad gratuita, aprendamos a hacer el fin sin pensar en consecuencias, solo el bien por el bien.
Pensemos que podemos ser felices disfrutar de nuestro momento, que solo es nuestro y de nadie más y nunca más volverá. Podremos tener muchos momentos en nuestras vidas pero nunca serán los mismos, porque lo que pasa nunca más vuelve atrás. Podremos disfrutar de una situación parecida cuando tenemos 20 años, 2 días 4 horas y 2 segundos y otro cuando tenemos 20 años, 6 meses, 15 días, 2 horas y 50 segundos, pero nunca serán iguales, porque no podremos recuperar el primer momento nunca más.
En una conversación con alguien muy especial (va por tí daddy) sobre el tiempo, me exponía la idea de que lo único realmente eterno que siempre ha estado ahí es el tiempo, el tiempo siempre ha pasado desde el primer momento de la existencia. Pero tengo que rebatir que el tiempo no existe, nosotros le hemos puesto nombre a eso que no sabemos denominar con nada más ¿qué es el tiempo? La sucesión de las cosas se mide en tiempo, pero ¿es eso el tiempo? Le hemos puesto medida ¿pero tiene medida? La vida pasa y la medimos en tiempo, pero lo que pasa nunca vuelve y si en este momento no somos felices, no podremos volver a recuperarlo, pasó sin darnos cuenta y no podremos cambiarlo.
Existen numerosos manuales en auge y que tanto gustan a los americanos sobre cómo ser felices, qué hacer para ser felices, cómo alcanzar la felicidad, pero no son más que publicaciones con ánimo de lucro (y mucho) que no hacen más que enriquecer al que lo escribe(que será un poco más feliz cuando vea los ceros de su cuenta) pero que dejan un vacío dentro de los lectores ofuscados, que ven como tienen un sus manos una guía útil que los lleva hacia el estado más ansiado del mundo, pero que son incapaces de llevar a cabo. No busquen la felicidad en los libros, la felicidad está ahí fuera, en sus casas, en la calle, en su trabajo, hasta en su interior. Sorprendámonos de cada instante de la vida, aprovechemos al máximo cada segundo de nuestro paso por este mundo, alucinemos con un atardecer, de un paseo romántico, de la forma de una nube, del vuelo de una mosca, hasta de las cosas malas que podamos encontrar.
Lleguemos a ser felices cada instante y adoremos lo que vivimos porque quizás ya no lo tengamos más.
¿Podemos tener un estado de constante felicidad?

miércoles, 29 de octubre de 2008

¿Tiempo?

Hace casi un mes y medio deje atrás algo menos de 3 años de mi vida. No sólo dejaba un hogar que salió de nuestras manos, trabajado con sudor, hecho de ilusiones y proyectos. También dejé una parte importante de mi corazón atrás. Además de mi alma impregnada en cada rincón de la casa y de tu corazón. Casi un mes y medio pendiente de mi correo electrónico y de mi móvil, casi un mes y medio suspirando por nada. Se me viene a la cabeza un símil, es como si estuviera al borde de un precipicio oscuro y alguien me estuviera empujando, es como tener la esperanza de que esa pesona recapacitará y no te dejará morir, pero cada vez te acercas mas al trágico final, ya casi no hay trayecto entre yo y la muerte. Miras a esa persona a los ojos y ves vacío, ya no ves la estrella que brillaba y te daba seguridad, la seguridad de que te protegería en cualquier momento, por malo que fuera.
Tenía la esperanza, no la esperanza, la certeza, de que este sentimiento acabaría aplacándose, pero por contra, cada vez crece más y se hace mas duro. Daría al menos la mitad de mi vida por estar como antes. No sólo la mitad, daría mi vida si supiera que el tiempo que durara iba a estar contigo.
Pido a Dios y no me escucha, le suplico y no me oye, busco otras fuentes de inspiración y no vienen a mí. ¿Qué me está pasando? ¿Por qué si antes era seguro y decidido, ahora me he vuelto miedoso y dudoso?
Si el Destino me tiene preparado algo mejor, que no alguien mejor, que lo muestre cuanto antes, porque mi delirio acaba con mis fuerzas. Busco lo que dejaste en otros, pero sus cuerpos y sus ojos se me antojan vanales, ni el mejor de los hombres puede compararse a tí en estos momentos, ¿eres lo mejor de mi vida y no puedo tenerte? ¿hay alguien burlándose de mi suerte?
Yo siempre he rezado a mi Dios particular para pedirle favores, a veces los he pedido con tanta fuerza que se han cumplido, tengo que estar agradecido porque son la mayoría, pero esta vez tiene que haber un fallo en las líneas o las redes están sobresaturadas en estos momentos de crisis, entre Emilio Botín y las hermanas Koplovitz deben estar ocupando todas las vías de conexión. Esto ha sido una muestra más de mi montaña rusa de las emociones, a veces triste y a veces exhausto. Siempre dijiste de mí que tengo un carisma especial que hace que la gente que etá a mi alrededor quede prendada y se relaje, pero estoy cansado de intentar aplicarmelo a mí mismo y no lo consigo.
Tengo algunas preguntas más para la vida, aunque no creo que sepa responderlas, porque tendría trabajo atrasado. Por ejemplo ¿dónde van tantos "te quiero" cuando se acaba un relación? ¿se reciclan? ¿o quedan almacenados en nuestro interior acumulando espacio, como un disco duro saturado de basura? ¿se puede querer y después dejar de querer, o es que no se ha querido nunca o no se tienen claros los pasos por los que pasa el amor?
No creo que nadie quiera responderme y de todos modos no serviría de nada, todos tenemos nuestras propias premisas sobre estos asuntos, aunque algunos sientan verguenza de gritarlos a viva voz y en público. Sólo siento que la historia de mi vida tenga que pasar por esto, porque el lo ha sido todo para mí, y lo seguirá siendo hasta que mi mente quiera desechar ese sentimiento por estar ocupando espacio innecesario.
Es difícil aceptar la realidad, cuando esa realidad es no poder estar con la persona con la que de verdad (100% seguro) te gustaría pasar el resto de tu vida, cuidarlo cuando esté enfermo, llegar a envejecer juntos, hacer con su familia, vivir día a día sin importar las vicisitudes, con dinero o sin dinero, esperarlo cuando esté fuera, poner buena cara cuando te moleste, hacerle la vida más fácil, por todo esto ¿por qué nos complicamos tanto la vida? ¿acaso no es esto suficiente para ser feliz?

miércoles, 8 de octubre de 2008

Desde que te fuiste

desde que decidiste salir de mi vida ando viviendo algo que no me pertenece, como las ánimas que vagan sin saber porqué están ahí y que es lo que tienen que hacer. Antes pensaba que estaba viviendo algo que no me parecia real, como viviendo la vida de otra persona, pero ahora se que era la vida que quería vivir, esta si es la vida que me gustaría que viviera otro, pero no yo. Todos los días me parecen iguales, no tengo ilusiones, no tengo ganas de seguir p0r nada, o solo por una cosa, esperar tu llamada.
Ya hace casi un mes que me dijiste adios, aunque despues han pasado mas momento, nos vios por un tiempo, pero luego llego la nada. El verte a cada rato me hacia daño, pero mas daño me hace no tenerte. Ya no pienso si estaras en los brazos de algun otro, solo pienso que no estas en los mios. Siempre te dije que no era celoso, pero te menti, ahora se que soy celoso de no tenerte, del vacio que nos separa, como si entre nosotros no hubiera nada mas, solo eso, vacio.
Todo el tiempo que pasamos juntos fue maravilloso, como un sueño que no quieres que se acabe nunca y, cuando termino, me senti con posibilidades de hacer otras muchas cosas, como un mundo entero de caminos por descubrir, pero nada de eso importa ahora, solo quiero estar contigo, sentirte cerca de mi, aspirando el aroma que despide tu cuerpo, viendo como duermes cada noche a mi lado, pasando juntos momentos inolvidables, viendo juntos la vida pasar.
Escribo esto mientras hablo contigo a traves de mensajes, frios como solo ellos pueden serlo, porque no me atrevo a hablar contigo cara a cara, incluso ahora me tiemblan las piernas, sin estar cerca de ti ni escuchar tu voz, imagina cómo sería de otra manera.
Esta noche me toca dormir solo de nuevo y no es que quiera dormir con nadie mas, solo contigo.
No quiero arrastrarme para suplicarte amor, pero en inevitable, solo pienso en el momento en que volvamos a estar juntos, en que podamos mirar a atrás y ver que esto no nos separó, solo nos hizo mas fuertes en nuestros lazos, pero me derrumba pensar que no es así.
Solo el tiempo hara qe olvide todo esto, pero el problema es que no quiero olvidarlo, no se si me estoy volviendo loco, o el mundo quiere volverme loco, pero esto me supera. Solo puedo pensar que nada hara que el destino cambie, solo dejar que las cosas pasen y ya está.
Solo eso: TIEMPO, a todos nos viene bien pensar y reflexionar.
Gracias por seguir existiendo.

lunes, 8 de septiembre de 2008

Para él

Querido amigo:

Te cuento esto a ti, porque eres lo más parecido que tengo a un amigo intimo. Lo que voy a contarte no te sorprenderá pero si puede que duela un poco, para hacerlo un poco mas llevadero, trataré de hacer que parezca un cuento. Pero, como todos los cuentos, tiene varias interpretaciones y una moraleja que solo tu debes interpretar....

Érase una vez una malvada bruja que vivía en un castillo encantado, se decía que estaba recluida allí por sus errores del pasado, no estaba allí porque quisiera, sino por haber desobedeció las leyes de la naturaleza. Quienes la conocieron antes de la tragedia dicen que era una muchacha hermosa, nació siendo un bebé precioso, y todos en el lugar quedaban maravillados con su rostro. Al parecer, un hada de los bosques tocó el vientre embarazada mientras dormí, bendiciendo la hermosura del futuro bebé, pero a cambio debía hacer lo posible por conservarlo, pues si no lo hacía sería castigada con el rechazo, el más feo sentimiento de cuantos los hombres conocen.
Siendo así el bebé se convirtió en una niña aún mas hermosa, tenía los ojos verdes y los cabellos dorados como el trigo. Todos sus movimientos inspiraban dulzura y elegancia, pero estaba empezando a tener problemas con la comida. La muchacha luchaba con obsesiva firmeza contra sus deseos y dejaba de comer cuando se lo ordenaban, pero la glotonería era más fuerte que las palabras. Siendo así, un día la muchacha se abandonó a su suerte y nunca más escucho las palabras de los que le advertían de las consecuencias si seguía comiendo de esa forma.
Su madre, que sabía de la bendición del hada, no podía decir nada, pues entonces se rompería la magia y la muchacha quedaría convertida en polvo al instante.
Un día, cuando ya era tarde para dar marcha atrás la muchacha se vio convertida en una adolescente gorda y fea, aunque todavía conservaba parte del encanto que antaño la hiciera diferente. Ese día, al salir de la ciudad para ir con sus amigos a pasar el día al río, sucedió la tragedia para la que el destino había esperado tanto tiempo. Todos los muchachos se divertían en bañándose y jugando en el río, pero la muchacha, consciente de su cuerpo, se mantenía distante y fuera de toda atención. Se fijó entonces en un muchacho que le sonaba familiar, era el hijo de la mejor amiga de su madre. Al verlo en ese momento, quedó enamoradísima de él al instante, como si un arco iris atravesara su corazón después de una semana de lluvia incesante. Se dio cuenta de cuánto había cambiado él, se había convertido en un adolescente llamativo, de labios exuberantes, tez morena, cuerpo musculado y sonrisa encantadora.
Con todo esto, cuando ya se disponían a regresar a la ciudad, la muchacha se armó de valor y decidió acercarse a hablar con él, después de todo habían jugado infinidad de veces cuando eran pequeños. Paso a paso, ella sentía que su corazón latía cada vez con más fuerza, cuando ya estaba cerca de él parecía que las sienes le iban a estallar de excitación y cuando estaba a punto de llegar a él, éste se volvió y le espetó un simple y doloroso : -¡Gorda!. Acto seguido el muchacho salió corriendo con el resto de sus amigos, riendo y burlándose de ella.
Este primer acto de rechazo, desencadenó las consecuencias de las que hablaba el hada, pues de inmediato la muchacha se sitió dentro de una prisión. En el primer parpadeo, la muchacha se dio cuenta de su nueva situación, su cuerpo quedó sumido en la más absoluta de las fealdades, y lo que antes le rodeaba como bosque, ahora se le antojaba cárcel. Fue entonces cuando quedó recluida en un castillo muy muy lejos de donde antes vivía con su familia.
Se decía que sólo un caballero sin caballo y sin armadura, que fuera capaz de hacer ver a la muchacha que de verdad podía ser atractiva, podría lograr el corazón de ésta. Pero había un problema, el castillo estaba encantado y todo aquel que entrara, tendría el mismo sentimiento que ella.
Pasaron los años sin que nadie se atreviera a entrar en el castillo, y la muchacha, adelgazaba a marchas forzadas tratando de recuperar su belleza. Tanto le preocupaba que llegó a hacer cosas que no debería con tal de perder el tan ansiado peso, maldiciéndose una y otra vez por no haber escuchado las voces que le advertían.
Un día un caballero sin caballo y sin armadura, llegó desde muy lejos sin saber bien porqué al castillo dónde vivía la muchacha. Sin saber tampoco porqué se adentró buscando sin saber el qué. Al llegar a la última estancia, encontró lo que todo su vida estaba buscando, la mujer mas bonita a sus ojos. La muchacha se sintió abrumada ante los halagos de su caballero sin caballo y sin armadura, la hacía sentirse tímida ante tantas muestras de afecto. El caballero había estado con otras damas, pero no había tenido nunca tanto en común con otra más que con ella. Al fin la muchacha comprendió, que toda la fealdad que ella veía, sólo se encontraba en sus ojos, que no era otra cosa mas que fruto de su visión. Convencida de ello, salió del castillo acompañada de su caballero sin caballo y sin armadura y juntos formaron un hogar en una ciudad extraña a los dos. Esta era una casa necesitada de cariño. pero que entre los dos harían un hogar para vivir y compartir.
El caballero trabajaba duro en el castillo del señor de la zona. La muchacha encontró un trabajo mal pagado en el campo. Juntos vivieron grandes momentos juntos, se hicieron muy felices y llegaron a tal grado de complicidad que pareciera que no tenían que hablar. Con que tan solo uno de los dos mirara al otro, ya sabían lo que necesitaban.
El tiempo fue pasando y cada vez tenían mas en común, aunque ella era más joven que él, los temas de que hablar en los escasos momentos en que podían hacerlo no faltaban.
Un día, el señor le dijo al caballero sin caballo y sin armadura que debía salir unos días para ocuparse de unos asuntos en un reino muy lejano, pero que tardaría en volver más de dos semanas. La muchacha, al saber la noticia quedó consternada, pues nunca había pasado tiempo alejada de su amado.
Cuando él se marchó, al principio se hacía un poco duro, pero poco a poco fue desapareciendo el sentimiento de abandono. Así cuando el caballero sin caballo y sin armadura volvió, la muchacha lo recibió de la mejor forma que supo, y se reencontraron en el lecho que compartían.
Con el tiempo, a éste se sucedieron otros viajes y a ambos les llegó la noticia de que en el futuro el tendría que viajar más y más frecuente. El caballero ya estaba acostumbrado a este tipo de vida, pues la vida sirviendo a señores demandaba este tipo de asuntos. Incluso estaba la posibilidad de que tuviera que dirigirse a la guerra, Dios no lo quisiera. La muchacha, al principio pareció que se le helaba el alma al pensarse separada de él por tanto tiempo, pero con el paso de los viajes de su amado, su corazón se fue templando y asentando sus sentimientos.
Un buen día, notó que su caballero sin caballo y sin armadura andaba triste. La muchacha no era muy dada a entender las cosas sin explicación, así que no le dio mayor importancia. Además ella sabía que el había tenido episodios de tristeza sin motivo anteriormente. Las lunas fueron pasando y la actitud de su amado no mejoraba, y la muchacha empezó a preocuparse por él. Empezó analizando las posibles causas: la lejanía del hogar de sus padres, que ya estaban mayores, lugar donde vivían, que no estaba en las mejores condiciones, la tiranía del señor para el que servía el caballero, la crisis económica por la que pasaba el país, la subida de las rentas, que hacía cada vez más difícil la situación económica y el espíritu viajero de su amado.
Con todo esto, ella llegó la conclusión de que él tenia motivos para encontrarse en esta situación y que debía hacerle la vida más liviana, para que el no soportara toda esta pesada carga solo. Para eso tenía una esposa, para compartir las cosas de la vida, no sólo para los buenos momentos, como decían por aquellos lares: a las duras y las maduras.
No contenta, la muchacha sintió la necesidad de que su caballero se desahogara contando sus penas a viva voz, así que insistió para que el hablara. Lo que nunca imaginó, era lo que el caballero sin caballo y sin armadura iba a decirle. Él le confesó que quería ir a servir a otro señor, y no quería que ella le acompañara.
La muchacha vio desvanecerse su vida en un instante, lo que antes se le antojaba blanco y puro, ahora se teñía de gris y oscuridad, lo que antes era armonía ahora se convertía en caos. Ella sabía que los miedos y los demonios que rodeaban a su caballero no le dejaban ver más allá. Pero ella librad de los demonios a base de luchas, podía ver un camino mas allá de la espesura. En camino en que los dos caminaban juntos y felices. Ella trató de que él lo viera así, pero agobiado y obtuso, el se fue metiendo cada vez más en su agujero.
Los días en esta situación se hacían difíciles, ella sabía que sus miedos iban a volver a jugarle una mala pasada. Ella estaba dispuesta a aceptar todos los sacrificios que se le propusieran, podría aceptar el estar separados por algún tiempo, incluso que el fragor de la batalla, el pudiera arrimarse a otras doncellas, debido a la distancia que los separaba. Pero no sabía como hacerle ver a su caballero sin caballo y sin armadura, que lo que estaba haciendo lo iba a pagar muy caro en el futuro. Ellos podían llegar a ser muy felices juntos si el se separase de sus demonios, todo estaba en su favor. El podría tratar de aliviar un poco sus problemas visitando alguno de los numerosos brujos de la mente que tanto proliferaban por la zona. Éstos se especializaban en resolver conflictos internos de las personas y ayudaban a ver las cosas de forma diferente son solo invocar unas palabras. Pero para que todo esto resultase, el caballero debería poner se su parte.
Muy al contrario, aunque el caballero no se daba cuenta, empezaba a tratar a la muchacha de forma diferente, las palabras que usaba con ella ya no eran tan dulces, incluso parecía que le molestase su sola presencia, incluso en una ocasión, mientras tenían relaciones, ella llegó a pensar que él le tenía asco. Las palabras y la miradas son las armas mas poderosas de las que el hombre dispone, y poco a poco fueron hiriendo a la muchacha.
En su mirada, ella podía vislumbrar la lucha que él libraba en su interior, y pudo comprender que tampoco para él estaba resultando fácil. Más el caballero no se daba cuenta, de que estaba hiriendo a la muchacha con solo mirarla y hablarle. Con esto, ella llegó a perder la fe en ella misma, y a fuerza de rechazo, la magia del hada hizo que ella volviera a verse como un ser inútil, amorfo, sin atractivo, como un trapo usado y llenos de manchas.
Esta situación se mantuvo por algún tiempo más y para cuando el tuvo que marcharse, ella ya se había vuelto a ver como la bruja que era cuando él la conoció.
El caballero sin caballo y sin armadura de marchó, partió lejos, a los reinos más allá de los mares conocidos, mantuvo una vida basada en el placer. Yació con muchas otras mujeres que le brindaron placer, incluso con más de una a la vez, hasta incluso mantuvo relación no muy larga con alguna de ellas. Pero ninguna llegó a hacerle totalmente feliz, y ninguna aguantaba a un hombre solitario con tantas manías de soltero. Para cuando quiso darse cuenta, el tiempo había pasado y pensaba en retirarse a descansar, viviendo de las rentas que le darían las tierras que había comprado mientas ganada suficiente dinero. ¡Por fin!, pensó. Tras tanto sacrificio y dedicación, ahora podría disfrutar de tan ansiado descanso, viviendo felizmente hasta que le llegara su hora. Tras un tiempo no muy largo, descansó y disfrutó del descanso verdaderamente. Como ya no estaba en edad, los momentos de desahogo los pasaba con muchachas a las que pagaba para que le dedicara tiempo sexual. Tras un tiempo algo más largo, llegó al punto en que pagaba por compañía. Se dio cuenta entonces de lo que había estado en su cabeza por tanto tiempo, los demonios de los que había logrado librarse tras acabar con aquella muchacha, volvían de nuevo a su cabeza, pero no comprendía porqué.
Una noche, mientras dormía, sintió que una voz gritaba su nombre, pero no podía ver quien era. Corría, pero sus pies no se movían del sitio, gritaba, pero su voz no salía de su boca, peleaba, pero no había nadie. Entonces la voz paró, y solo le dijo algo mas antes de desaparecer: ¡Estás solo!. Entonces el caballero sin caballo y sin armadura y algo mas viejo despertó sudoroso y agitado y se dio verdadera cuenta de lo que la voz le estaba diciendo. Sus padres hacía años que habían muerto, la relación con el resto de sus parientes era casi inexistente y su círculo social se limitaba un par de tipos a los que solo veía cuando la luna ocultaba el sol.
Fue entonces cuando cayó en la cuenta de las palabras de la muchacha, y su pecho sintió una fuerte punzada de deseo.
No pasó ni medio día cuando se encontraba a las puertas de la ciudad dónde la había dejado, vaciló unos instantes antes de atreverse a cruzarla, dudando de sus recuerdos. Ahora pensaba en el aspecto de ella, si la reconocería, si estaría casada, tendría hijos, le recordaría.
Siguió avanzando por la ciudad, recordando los lugares que hacía tantos años habían sido de los dos. Al pasar por la plaza central, le recordó el día en que él fue al castillo y se dio cuenta de lo mucho que a quería. De repente sus ojos le jugaron una mala pasada, creyendo que la había visto, en el centro de la plaza, pero no podía ser, el aspecto era el mismo que cuando el se marchó. Siguió mirando, todo estaba abarrotado de gente, era día de mercado. De nuevo le pareció verla, de nuevo en el centro de la plaza. Se apresuró a acercarse, pensando de que tal vez fuera familia de ella, por el parecido físico, o incluso su hija. La chica parecía inmóvil desde la distancia. Se fue acercando a empujones entre los montones de gente y trastos que se distribuían por el suelo. Cuando llegó hasta ella, un gesto de desilusión cubrió su rostro. Solo era una estatua en el centro de la plaza. Pensó que quizás ella había llagado a convertirse en alguien importante en la ciudad, incluso en alguien importante en el país. Sin duda para él lo había sido.
Decidió preguntarle a uno de los que allí se encontraban. El muchacho no le prestó mucha atención. Pensó entonces alejarse un lugar menos concurrido de la ciudad. Entró en una posada, pues ya estaba oscureciendo y debía pasar la noche allí. Al día siguiente continuaría la búsqueda.
Mientras cenaba, decidió preguntarle a la mesonera, pues si era alguien importante tal vez ella sabría donde encontrarla. Su sorpresa vino, cuando ella rió al preguntarle. Luego añadió que la muchacha de la estatua vive en la plaza, dentro de la estatua y en el corazón del todo el que ama. Contrariado por la respuesta, le pidió que fuera más concreta y ella decidió que le contaría la historia completa, así lo sacaría de dudas. Le contó la historia del castillo y de cómo un caballero sin caballo y sin armadura la había sacado de su tortura. Le contó también cómo habían vivido felices hasta que el se marchó. Luego le contó que la muchacha quedó sumida en una pena inconsolable durante mucho tiempo, recluida en un castillo para que nadie la viera en su aspecto de bruja, sin saber que era solo un efecto de sus ojos. Tras algún tiempo, todos se fueron olvidando de ella, ero una mañana, todo cambió. En la parte central de la plaza apareció la estatua de la muchacha y un hada a su lado. Cuando todos estuvieron alrededor, el hada comenzó a hablar. Les explicó que después de enterarse de que la muchacha había quedado tan abatida tras la huida de su amado, la buscó sin cesar por todo el reino. Finalmente conoció su paradero y la encontró en su castillo. Entonces el hada le hizo ver a la muchacha de que en verdad ella era hermosa, solo que el rechazo de alguien la hacía verse fea, la sacó de su tristeza. Esa noche se fueron a dormir. A la mañana siguiente el hada no encontró a la muchacha en su habitación, y la buscó por todo el castillo, finalmente la encontró junto a una nota. Se había lanzado a un caldero de acero hirviendo, para inmortalizar su belleza y su juventud. Tan segura estaba de que su amado volvería a buscarla, que decidió quedar intacta para cuando el volviera.
Al escuchar esto el caballero sin caballo sin armadura, dejó dinero y salió corriendo de la posada. Buscó un herrero y un orfebre por toda la ciudad, gastó hasta lo último que tenía, pero esa misma noche quería una copia exacta de la estatua que se exhibía en la plaza. Antes de que saliera el sol tenía su copia y se marchó de la ciudad en un carro, donde llevaba la copia de su amada.
Se retiró, pobre como había quedado a una de las últimas propiedades que le habían quedado. Vivía en una sola estancia, para poder ver la estatua de su amada todo el día. Había cambiado una estatua por otra antes de salir de la ciudad, sin que nadie lo viera. A nadie importaría el cambio, solo a él.
Dentro ese pedazo de acero sabía que se encontraba encapsulada el alma de quién más lo había querido en su vida.

FIN

miércoles, 3 de septiembre de 2008

Materia sin alma

Cuando nuestro cuerpo material y orgánico deja de funcionar y nos disponemos para pasar al mundo de "los que ya no están", dejamos tras nosotros toda una estela de sentimientos y , por qué no, de acontecimientos que no pueden dejar de estar vinculados a nosotros aunque ya no seamos sus creadores directos. ¿Es la muerte el fin de la existencia o dejamos parte de nuestra esencia en el alma de todos los que nos conocieron? La muerte material no es más que la falta de vida en el cuerpo orgánico, pero ¿qué es la vida? ¿dónde está la chispa que hace que todo funcione como es debido? Este es unos de los grandes misterios del ser humano, antaño se entendía que el alma estaba fuera del cuerpo de las personas y vagaba flotando a nuestro lado, el de los hombres claro, que las mujeres no tuvieron alma hasta hace poco, que desconsideradas. Tras esto llegó la creencia de que el alma se alojaba dentro del corazón, porque era el órgano mas importante que llegábamos a conocer. Pero en los últimos tiempos y tras avances científicos, hemos llegado a realizar trasplantes de este órgano sin que se altere la condición de la persona. ¿Estará alojada el alma dentro del cerebro entonces? Esta pregunta tiene periodo de caducidad, ya que el día que lleguemos a realizar trasplantes de este órgano podremos decir si cambia la persona o no, pero todos suponemos que lo hará. El cerebro almacena todo lo vivido anteriormente y nuestros proyectos de futuro ¿Acaso no es esto el alma de todos y cada uno de nosotros? Toda persona es consecuencia de su pasado y será lo que elija en el futuro, este es el verdadero alma de nuestra vida. La muerte es, por tanto, la consecuencia de olvidar y dejar de hacer planes. Pero ¿qué pasa con los que dejamos cuando morimos? Cuando nos vamos dejamos graves consecuencias tras nosotros. Nuestra pareja, la persona que queda atrás, tiene que afrontar una vida que antes estaba llena de proyectos, de seguridad y pseudofelicidad y que ahora se le antoja vacía, carente de sentido. Todo se torna gris, no quedan ganas de realizar ninguna de las ilusiones que antes eran cosa de dos, y que sin el otro pierden todo lo que tenían de emocionante. Todos creen que este es el fin, que de este trance no hay salida, incluso muchos (o casi todos) piensan en el suicidio. ¿A qué se debe esto? ¿Es real el sentimiento que expresan los que sufren la pérdida de la pareja? Mas bien podría calificarse de miedo e inseguridad. Aunque exista una desolación real por la pérdida del ser amado, el pensar que nunca más va a estar en casa esperando que vuelvas del trabajo, que nunca más lo escucharás reír ni llorar, ni mil veces nunca más, lo que de verdad queda tras estas primeras sensaciones es un terror absoluto a volver a empezar. Llega un momento en que nos hacemos a la convivencia con alguien, estamos habituados a esa persona. Sabemos en que momento salir de la habitación cuando esta malhumorado, cuando tratar de animarlo, cuando no, cuando esta feliz, cuando le preocupa algo, como le gusta el arroz, cuántas cucharadas de azúcar poner. Pero cuando de repente desaparece para no volver, queda tras de sí un mar salvaje de confusión. Entonces nos planteamos dudas muy naturales que algunos tardan en preguntarse, porque la primera reacción es enterrarse en vida y aislarse de todo contacto humano, tales como ¿volveré a enamorarme? ¿deberíamos haber tenido hijos? ¿querría que hiciera esto? Todas estas cosas deben surgir en algún momento tras los primeros pasos en el duelo interior que nos acechaba, la forma que tengamos de responderla va a marcar el resto de nuestras vidas. El ser humano nace para ser social y abierto, el hecho de que hayamos evolucionado hacia la monogamia es sólo un truco de la naturaleza, ya que si hemos llegado a dominar la tierra, somos tan prolíficos y vivimos tanto, imaginemos por un momento si nuestro único fin fuera la procreación, y fuéramos preñando a diestro y siniestro, necesitaríamos mil mundos como este para poder ocuparlo. Por esto el enamoramiento no es más que un sinfín de reacciones químicas que nos hace fijarnos en la otra persona, porque sus rasgos nos son agradables, o su forma de ser. Tras esto, el cuerpo se hace dependiente de la oxitocina que liberamos en cada orgasmo y que es como una droga de felicidad que nuestro cuerpo segrega naturalmente y que si la otra persona nos la da con regularidad, terminamos haciéndonos yonquis de ellos. Esto puede suceder con más de una persona a lo largo de nuestra vida, hay quien solo lo experimenta una vez y hay quien no para de experimentarlo nunca. Pero con esto quiero decir que la muerte de la otra persona no tiene que significar nuestra propia muerte, puede ser el comienzo de una etapa más difícil, pero solo un a etapa más. Debemos aprender a vivir con nuestra pena, llegar a salir, a conocer gente a salir con alguien más algún día y si nuestra ilusión era tener hijos, hoy en día existen numerosas opciones para conseguirlo, y si creemos firmemente en ello, podremos hasta encontrarle parecido con la persona que quisimos que fuera el padre.
No hagamos que el mundo pierda dos sonrisas cuando puede perder sólo una, quizás hay alguien que lleva toda la vida esperándote, o quizás no.
¿Es la muerte el fin de nosotros mismos?