domingo, 31 de agosto de 2008

Desde el principio...

Todas las historias nacen con un principio feliz en el que todos cuentan sus más entrañables comienzos en este mundo, pero para la persona que nos da la vida, nuestras madres, el comienzo de nuestra andadura no es sino un amargo recuerdo antes de la más increible experiencia. Sólo este bien es dado al sexo femenino, la experiencia única de llevar dentro de si un ser que luego será persona, de poder proteger, transmitir, alimentar y hasta oxigenar a una pequeña mancha que se torna vida. Las mas involuntarias reacciones para la vida han de ser obtenidas de nuestras progenitoras, eso que llaman el vínculo maternal no debe ser otra cosa que la extraña sensación de familiaridad que ven en sus crías, ya que el varón sólo ha de poner la codificación genética, pero las féminas proveen de toda la materia al nuevo ser. Pero para que éstas disfruten de este privilegio único en la vida, que más quisieran algunos poder quedar embarazados por donde no deben, deben sufrir mucho en su largo existir. Deben soportar una ingente cantidad de sustancias orgánicas llamadas hormonas que llenan de sentimientos confusos toda su vida; cada 28 días (dia arriba, dia abajo, que el de arriba es el susto) tienen que soportar este malestar provocado por las queridísimas amigas llamadas porgesterona, LH y FSH, y tras cuyo descenso dejan a este bando de la poblacion en un estado de minidepresión tras un período de colérica actividad hacia el resto de los pobladores. Además, cuando su cuerpo se da cuenta de que ha estado preparándose en valde, que ningún renacuajo ha llegado hasta ahí arriba, que mira tuú que tonto si algunos ovarios se llevan tanto tiempo preparando, incluso toda la vida, sin que ninguno llegue a entrar, ya por la aplicación de barrera de látex (véase chubasquero), ya por falta de aspirantes (que algunas parecen que las defecan en vez de parirlas), pues entonces comienza la destrucción de todo y el desangrado. Ésto viene a ser como una pequeña muerte para el útero, bueno y para la portadora, porque vaya coñazo (unca mejor dicho) tener que estar con el aparatito manchado y estar pendiente de los cambios, de los que más de una se olvida y llega a criar cangrejos, para nada, porque dentro de 28 días, les volverá a hacer visita la señora Flo (como dicen las más viejas del lugar). Por si ésto no fuera suficiente, resulta que luego, cuando resulta que había renacuajo, ¡vaya suerte!, empieza una cadena de acontecimientos fatales llamados naúseas, mareos, fatiga, malestar, ¡anda, como una gripe, pero de 9 meses, que bien!, seguidos de flatulencias y calentura. Aquí llegamos al cogollo de la cuestión. Sí, sí, calentura, que como el Pepe la ve así tan gorda y tan desfavorecida, y piensa que su futuro hijo va a nacer son un hoyito en la frente y traumatizado por ver penes por todos lados, pues resulta que no quiere estar fornicando (que despues de 15 años no es hacer el amor, es fornicar) con la Juani, y a ésta, que no tiene suficiente con lo que tiene, encima está ,como dicen en Sevilla, como el pico de una plancha, así de esa manera.
Cuando el trauma llega al final, el proceso se recrudece y pasa por un calvario de dolores intermitenes, que para joder más no es continuo, son los de ahora si, ahora no, pues esto dura más o menos, siento para las que sean más, unas 4 u 8 horas (lo más fuerte, no me condenen) y después de todo te enseñan una alimaña llena de rastrojos y de sangre, que parece que sale del cubo de la basura de una casquería y te preguntan : ¿te gusta tu niño?, ¿¡ah, pero eso es mi niño!? ¿usted quiere quedárselo?. Pues no, encima lo tienes que aguantar.
Miren ustedes, este fue el comienzo de mi vida, para mi no fue nada mal, porque no logro recordar como fue, pero para mi madre fue todo un triunfo, y eso que llegueé a este mundo por error. Ya ven que no todos los comienzos estan llenos de paseos por el campo, cantando todos juntos y llenos de felicidad, el comienzo de todos y cada uno de nosotros, de los que ya no estan también, no me atrevo a mencionar a los que vendrán, porque espero que lo lleguen a solucionar, empieza por una etapa de malestar y dolor que nosotros mismo causamos, aún sin hacerlo a propósito.
¿No es éste un adelanto del resto de nuestra vida, hacer daño y que nos lo hagan, aún sin ser a propósito?