viernes, 7 de noviembre de 2008

El despertar de mi corazon

Cuando el amor se vuelve contra nosotros experimentamos una angustia desesperada que ahoga hasta el más profundo de los sentimientos, capaz de hacernos pensar que pertenecemos a las casta más desfavorecida de este mundo, sin pararnos a pensar que quizás nuestra vida ni está tan mal.
Pero ¿qué sucede cuando el corazón despierta de nuevo? ¿estaba dormido o simplemente no tenía ganas de hacerse notar? De nuevo podemos tener sentimientos, nuestro cuerpo se estremece pensando que todo lo que sentíamos hace sólo unos días, se va enterrando y afloran nuevas emociones que nos hacen recordarnos a nosotros mismos que estamos vivos, y que el final de una relación no significa nuestro propio final, sino el renacer de una nueva etapa, diferente, pero hasta más placentera.
Todos necesitamos un tiempo de adaptación a las nuevas circunstancias y tenemos que pasar por ello de forma individual, sin que nadie pueda hacer nada por acelerar o entorpecer la marcha natural de las cosas. Pero me surgen varias dudas ante esto ¿ cuál es el tiempo mínimo que necesitamos para volver a sentir vivo el corazón? ¿existe una cantidad fijada de lágrimas para cada uno de nosotros? Podría medirse de varias formas, por ejemplo, si tu relación duró 3 años, deberás llorar durante 4 semanas y luego estar triste por 4 semanas más. No, amigos,no hay un tiempo determinado para todo, cuando hablamos de sentimientos, el tiempo no existe, todos y cada uno de nosotros tenemos un reloj biológico que nos marca los pasos de nuestra propia vida.
Nunca sabré si algo estaba mal o bien si no lo hice, dicen que del cobarde nunca se ha escrito nada, por eso necesito comprobar que sigo vivo, que mi corazón no está tan mal herido como para no querer seguir latiendo, y cuando alguien aparece sin más, como un ángel anunciador, que nos trae la mayor de las buenas nuevas, para qué condenarlo, dejémosle pasar y que nos muestre que todavía podemos ser especial para alguien, que valemos más de lo que sentimos y por mucho que pase, nunca olvidaremos a la otra persona, pero la recordaremos como parte de nuestro pasado y no como una agonía constante que nos condenaba a vivir sumidos en su recuerdo.
Nunca había pensado en esta parte de mi nueva realidad, no me planteaba volver a sentir ilusión por algo, pero no hacía falta pensar en ello, cuando ha llegado me ha hecho darme cuenta. No puedo hablar de amor, porque es una palabra demasiado grande para esto, solo puedo decir que vuelvo a tener ilusión en alguien,me ha hecho darme cuenta de que si me dejaron, no fue por mi culpa, que yo todavía puedo despertar la ilusión en alguien y que me haga sentir especial. Quizás estoy siendo demasiado precipitado en todo esto, pero siempre he sido muy práctico en las emociones, soy más racional que visceral, si algo te hace daño, aléjate de ello. si no puedes para de pensar el alguien, busca otro que te haga olvidar. Son las premisas que hacen que podamos llegar a cruzar el río de la vida con éxito, sin la sensación de que perdimos demasiado tiempo estancados en algo que no daría más.
Pero ante todo: cordura. Me planteo la situación como si estuviera ante una extensión de terreno de dudosa consistencia, primero observo, luego tiento, un pie, otro pie, sin fuerza, luego con más resistencia, siempre sabiendo que se puede venir abajo en cualquier momento, y que tendría que volver a retomar el camino, pero sabiendo como es la primera caída, ya no tememos tanto a las que vendrán, el miedo aterrador siempre viene de los desconocido.
La pregunta esta vez tiene dudosa contestación ¿cuánto tiempo mínimo necesitamos para volver a ilusionarnos? ¿existe?

No hay comentarios: